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La vocación no es una opción, sino una elección de Dios

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tauQuien recibe en su corazón un llamado de Dios y comprende este llamado, nunca más será la misma persona. Pues el llamado de Dios no se escucha con el oído, se escucha con el corazón. El llamado de Dios para nosotros no viene por medio del ruido, él nos llama en el silencio.

Es en el silencio que Dios nos habla las mejores cosas de nuestra vida. Eso me hace recordar un poco de la historia del papa Juan Pablo I, también conocido como ‘La sonrisa de Dios’. El descubre su vocación aún joven, cuando caminaba por el campo con amigos y en un descuido cae en un peñasco.

Desesperado pide socorro a Jesús, al mirar a su lado ve un crucifijo, y en aquel momento en que lo mira en silencio, Jesús lo llama a la vocación sacerdotal. No aceptando la decisión de su hijo, el padre pregunta cómo fue que Jesús lo llamó, el responde “así en silencio sin decir nada’, afirma.

En el Evangelio de San Marco (Mc 3,13-19); sobre la elección de los apóstoles, podemos observar que Jesús empieza a tener a su alrededor personas que se sienten atraídas por sus palabras y, al poco tiempo, esta palabra que ellos escuchan va dando vida. La palabra de Jesús cuando cae en nuestro corazón es como el agua corriendo en un río, cuanto más usted la escucha, más ella te santifica y limpia el corazón.

Por todo eso, podemos afirmar que la vocación es una elección de Dios, El llama a los que El desea, saca a los suyos del medio de la multitud. Cuando Dios hace su elección, El no sólo escoge personas, sino elige a los que El desea.

Por eso, quizás para algunos la elección de Dios sea injusta, pero entre los bautizados El elige algunas personas para quedarse a su lado, a través de una vocación específica, éstos van a colaborar con el anuncio del Evangelio.

Quien es llamado por Dios a una vocación específica, es llamado también a una entrega más grande. A los elegidos, El los llama a una intimidad más grande, a ser más cercano a Dios, y lo que nos va a identificar con este llamado de Dios es la alabanza y la vida de oración.

Que el Señor nos dé la gracia de entender lo que Él nos habla hoy, que ninguna persona se quede triste o piense en desistir con lo que escuchó por el camino. Jesús cuando habla a sus discípulos que va llegar la hora en que El tendrá que sufrir y morir para después resucitar, Pedro le contesta.

Cuando Jesús habla eso Él nos está diciendo: “hasta aquí tu caminaste en tu voluntad, pero de aquí adelante soy Yo quien va a orientar tu vida”, la resurrección es la luz que nosotros, antes de comprender el llamado de Dios, no veíamos.

Es cómo si  hubieras sido un atleta “flojo”, cuando la gente corre  sobre una caminadora, la impresión es que estamos yendo lejos, pero, en realidad, nos cansamos sin salir de nuestro lugar.

Que Jesús no ocupe el lugar de una visita en tu vida.

¡Shalom!


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