¡Qué tiempo corto y a la vez tan largo! He vivido tantas cosas en esta misión de Santiago de Chile, ha sido tan intenso este tiempo aquí que no parece que fueran 11 meses y algunos días desde que llegué a esta ciudad.
Lo mejor de todo es percibir que la gracia de Dios no me ha abandonado en ningún momento y que me impulsa a continuar cuando vienen las dificultades pero que no son lo más importante, que me da la disposición para cada día elegir entregarlo todo.
Al inicio de mi misión en Santiago estaba un poco preocupado por el tema de la lengua y por lo que iba percibiendo que Dios me confiaba en la misión. Ahora ya estoy más acostumbrado con el español así que ya se me ha pasado el susto del inicio y voy aprendiendo muchas otras cosas.
También, es una gran alegría poder contar con la acogida, la paciencia, la disposición de cada persona que he conocido en estos meses ¡me han ayudado harto!
¡Gracias a todos!
Shalom
Comunidad
Testimonio Shalom – Junior Alencar