1. El amor preferencial por los pobres en la Iglesia
Los Actos de los Apóstoles testimonian la atención y las medidas tomadas por parte de los primeros cristianos verso los más necesitados de la sociedad. “Vendían tierras y otros bienes y distribuían el dinero a todos, de acuerdo a las necesidades de cada uno” (At 2, 45). Pedro mismo pide que sean escogidos siete hombres, “llenos de Espirito y de sabiduría” (At 6, 3), para prestar un servicio de asistencia a los más necesitados.
Toda la Tradición de la Iglesia testimonia una atención preferencial por los pobres, según el ejemplo del proprio Señor Jesucristo y por amor a Él esta continua. Esta dedicación “está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que Se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza” (Benedicto XVI, Discurso,13 de Mayo del 2007).
Al hablar de pobreza, la Iglesia no se limita a la carencia de recursos materiales. Es difusa en el mundo actual aquella pobreza espiritual de quienes viven sin Dios y no reconocen tal carencia como lo es la ausencia de Dios en sus vidas (cfr. Benedicto XVI, Discurso, 15 de Noviembre del 2012). Estos pobres, así mismo, sin saberlo, esperan el anuncio de la Buena Nueva. La Iglesia está llamada a dar respuestas concretas ante estas nuevas formas de pobreza que comprometen la dignidad de las personas (cfr. Francisco, Misericordia et misera, 19).
Más allá de las necesidades que los más pobres tienen de las obras de misericordia de la Iglesia, son los cristianos quienes requieren de los pobres: por ellos, son evangelizados; en ellos pueden tocar la carne de Cristo.
2. El lugar de los pobres en el Carisma Shalom
“A través de la evangelización, del servicio y de la auténtica convivencia de los bienes, la Comunidad está abierta a acoger el don que son los pobres y aquellas privilegiadas oportunidades para servir al proprio Señor a través de medios evangélicos eficaces” (Estatutos de la Comunidad Católica Shalom, Preámbulo).
Fundada en la experiencia con ‘el Resucitado que pasó por la Cruz’, la Comunidad Shalom tiene una mirada y una dedicación particular por los pobres.
Ya en cuanto bautizados y, más aún, con el llamado particular a ser almas esposas de Cristo, aquellos que portan en sí la vocación Shalom se sienten interpelados a abrazar todo aquello que pertenece a Cristo, a amar lo que Él ama, a compartir Sus sentimientos. Ahora, “en el corazón de Dios, ocupan un lugar preferencial los pobres” (Francisco, Evangelii Gaudium, 197). El amor a Cristo supone la preferencia por los pobres.
“Así, Francisco no se casó con la pobreza, ni siquiera con los pobres; él (Francisco) se casó con Cristo y fue por amor a él (a Cristo) que tomó por esposa en ‘segundas nupcias’ a la Señora pobreza” (Padre Raniero Cantalamessa, Primera predica de Adviento, Roma, 06 de Diciembre del 2013).
Moysés Azevedo, fundador de la Comunidad Shalom, repite con insistencia que la pobreza más grave es el desconocimiento de Dios. Por otro lado, el mayor bien que se puede ofrecer al mundo de hoy es el Evangelio, anunciado con paresia (palabra griega muy presente en el léxico da espiritualidad Shalom y que puede ser traducida con “osadía”, “convicción”, “firmeza”) y actuado a través de la conversión del corazón y de la transformación de estructuras en favor del bien integral del hombre.
3. Las actividades de la Promoción Humana
La Promoción Humana es un sector de la Comunidad Shalom que tiene como misión animar y conducir a sus miembros a tocar y servir a Cristo en los pobres.
Guiados por esa dirección, los miembros de la Comunidad, en las diversas tierras de misión, desenvuelven proyectos y actividades dedicadas a los adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad y riesgo social, con un trabajo de preparación para el mercado del trabajo. Se acogen niños en situación de vulnerabilidad social y abandono, se les proporcionan actividades educativas; se les ofrecen tratamiento terapéutico. También se disponen de actividades de reinserción social a persona tóxico-dependientes; se promueven acciones orientadas a quienes viven en la calle y a las personas en situación de abandono, tales como actividades espirituales y cursos de habilitación laboral. Se realizan visitas periódicas a hospitales, cárceles y asilos, como forma (una de las tantas) de ir al encuentro de los “últimos” de la sociedad, para compartir con ellos el consuelo de la Buena Nueva de Cristo.
Elica Melo
Traducción: Manuel Quezada
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