Fratelli Tutti es un documento que el Papa Francisco estuvo pensando escribir desde antes de la pandemia de este año, y la pandemia no hizo sino reforzar sus argumentos. A nuestro Papa le preocupa ver, como ha dicho en otras ocasiones, que en nuestra sociedad no sólo es que haya “pedazos” de guerra en un país u en otro, sino que, como en el mundo todos estamos conectados, estamos viviendo una “guerra mundial a pedazos” (cf. 259). Por eso estuvo reflexionando que “frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras. Si bien… escribí desde mis convicciones cristianas, que me alientan y me nutren, he procurado hacerlo de tal manera que la reflexión se abra al diálogo con todas las personas de buena voluntad” (6). En ese sentido es maravilloso ver cómo, con toda libertad, y sin miedo de perder su fe, es capaz de mostrar los frutos de su amistad con el Patriarca Ortodoxo Bartolomé, que le inspiró a escribir Laudato Sí, y con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, que le inspiró a escribir la presente Fratelli Tutti (cf. 5).
En todo el documento encuentro enseñanzas bellas y profundas. Pero la que más me llamó la atención, es la sección titulada “Información sin sabiduría“. Me gustó tanto que la publiqué en el estado de mi red social de mensajería, algo que no suelo hacer. Para hablar de ella, primero quisiera contar algo que he estado reflexionando desde el año pasado. Llegué a escuchar la predicación de un dominico muy conocido en América Latina, se llama Fray Nelson Medina O.P., en la que hablaba de ciertas burbujas que se crean en las redes sociales, y aprendí otras cosas, por otros medios, sobre cómo operan comercial y tecnológicamente las redes sociales, incluyendo mi favorita, dedicada a videos. Luego, con el tiempo y por mis actuales estudios de Maestría en materia de tecnología financiera, he podido ir aprendiendo más sobre todo esto.
Fíjate en lo siguiente, cada vez que le das “me gusta” o “no me gusta” a un contenido, o participas en una encuesta, aceptas o bloqueas un amigo, haces un comentario y hasta el tiempo que le dedicas a cierto contenido en comparación con otro, como es algo que te entretiene, no te das cuenta que significa información valiosa. No digo que sea algo malo colectar esta información de uno, si se da autorización (aunque a decir verdad, yo preferiría que no lo hicieran). Es inevitable, sino el servicio no fuera gratuito. Pues bien, como dice la frase de mercadotecnia: “si el producto es gratis, tú eres el producto“. Esto quiere decir que la red social va a procesar esa información en modo tal que sus verdaderos clientes, las empresas que pagan por publicidad, puedan alcanzar a las personas más indicadas a las que les quieren dar un mensaje. Ahora bien, si la red social necesita que pases la mayor cantidad de tiempo en la aplicación o plataforma, va a quitar todos los obstáculos para que no te sientas incómodo en ella.
Es así como la información sobre tus gustos le permiten a la red social recomendarte contenido que te gusta, según el algoritmo haya descifrado cómo eres y tus preferencias (sí, un robot “interpretándote”… y tú ¿te entiendes a ti mismo siempre?); y por otra parte, evita recomendar contenido de un grupo de personas a otro grupo de personas, si puede prever que entre ellas comenzarán comentarios hostiles y cierres de cuentas. A nadie le gusta estar en un lugar donde no lo quieren, o donde, al hacer un comentario, deba estar dando explicaciones. Es así como se crean ciertas burbujas entre personas de la misma opinión (de hecho, en materia de búsquedas en internet con tu motor de búsquedas favorito, existe el término “filtro burbuja”, que significa que sólo vas a recibir los resultados que el algoritmo piensa que son importantes para ti, otra persona en otra parte del mundo recibe otros resultados; esto lo comprobé hace unos días).
Estar solamente rodeado de los que piensan como yo, y recibir contenido parecido de acuerdo a experiencias previas, no sólo me parece aburrido, también peligroso, y contra una búsqueda genuina de la verdad (hay algo que se llama “sesgo de confirmación” que es solamente tener interés por información que confirma las propias creencias).
En este contexto ya puedes imaginar porqué me encantó leer los números del 47 al 50 de Fratelli Tutti. El Papa nos dice que “la verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad. Pero hoy todo se puede producir, disimular, alterar. Esto hace que el encuentro directo con los límites de la realidad se vuelva intolerable… las personas o situaciones que herían nuestra sensibilidad o nos provocaban desagrado hoy sencillamente son eliminadas en las redes virtuales, construyendo un círculo virtual que nos aísla del entorno en el que vivimos”. Esto último me recordó que recientemente aprendí lo que significa “cancel culture”, que es cuando alguien comete un pequeño desliz (muchas veces una malinterpretación) y se vuelve viral hacer comentarios contra esa pobre persona. Tenga o no tenga culpa esa persona, no nos corresponde juzgar, y participar de la viralización me parece pecado, por ir contra su dignidad. Como ves, esto está ligado al motivo general de la Encíclica: las “diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros” .
El Papa entonces habla de la importancia del verdadero diálogo, que nos permite llegar a una sabiduría común, y que se ve impedido porque vamos tan veloces que no escuchamos a la otra persona, “y cuando está a la mitad de su diálogo, ya lo interrumpimos y le queremos contestar cuando todavía no terminó de decir” . También comenta que “el cúmulo abrumador de información que nos inunda no significa más sabiduría… las conversaciones finalmente sólo giran en torno a los últimos datos… y no se penetra en el corazón de la vida“. Nada de esto es trivial para Papa Francisco, como si fueran de las cosas sin mayor importancia que hacemos los jóvenes. ¿Recuerdas que las reflexiones de su Encíclica son para evitar una sociedad conflictiva, que lleva a guerras? Pues mira cómo termina esta sección: “el problema es que un camino de fraternidad, local y universal, sólo puede ser recorrido por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales“. Por eso es importante que cuidemos la forma como nos comportamos en las redes sociales.
El Señor, la Virgen y san José te bendigan mucho.
Cristóbal Miguel Gómez-Gutiérrez
(Panamá – Costa Rica)