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Testimonio: “Soy misionero en Lima, una tierra que siembra santos …”

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Walnney (2) pequenaSoy Walnney, misionero Shalom en Lima-Perú, ya sabemos que el Perú es mundialmente conocido por su comida, sus bellezas naturales, pero lo que más llama mi atención son los muchos santos y beatos que aquí encarnaron la vida de Cristo y por eso han subido a los altares.

Que bacán es vivir en una tierra que siembra santos, yo vivo en Lima hace dos años y puedo decir que pasé de ser extranjero, a brasileño peruano. La cultura del país y el pueblo peruano me han conquistado, a tal punto que cuando me voy a Brasil extraño regresar a Perú. Sin embargo, no ha sido siempre así…

Llegué a Lima en 9 de mayo de 2013, en la maleta habían más cosas que ropa, traje recuerdos de mi país y a la vez muchas ganas de empezar un nuevo tiempo aquí en Perú… Lo que pesaba más en mi maleta, era una palabra que decimos en portugués, pero que no hay traducción exacta en ningún otro idioma: la “saudade”. Pensé “estoy viviendo en otro país; no me voy a adaptar y voy a vivir extrañando a mi pueblo, mi idioma, mi familia biológica y espiritual”. Es decir, todo lo que el Señor me ha permitido conocer desde que entré en la comunidad.

Al llegar a Perú, poco a poco aprendí que cuando Dios nos envía a otro país, Él nos da todo lo que necesitamos para asumir y tomar como nuestro lo que nos está pidiendo. Naturalmente y con paciencia, como un niño aprendí a hablar en otro idioma diferente al mío, en el inicio era difícil no conseguir hablar, pero fue una oportunidad excelente de ver que aunque no consiga hacer muchas cosas, el carisma Shalom está dentro de mí y ser Shalom, aun sin hablar, era suficiente, era lo que necesitaba en aquel tiempo. No fue un tiempo fácil porque es exigente tener paciencia con uno mismo, reconocer sus propias limitaciones y esperar. Pero todo en la vida pasa, aunque despacito, esta etapa también pasó…

Perú y Brasil son países aunque geográficamente cercanos, con una cultura muy diferente. Pero hay una cosa que es igual a los brasileños y a cualquier hombre de cualquier parte del mundo: el peruano tiene mucha sed de Dios, sed de tener una experiencia con Él, sed de conocerlo, sed de experimentar este gran amor que tanto busca nuestro corazón, y cuando lo experimentan pasa lo mismo que pasó conmigo en Brasil, son primeros atraídos a Dios que les impulsa a descubrir la belleza y las novedades del carisma. Eso me llama la atención, porque el país es otro, el idioma es otro, la cultura es diferente pero el amor de Dios por este pueblo es igual, también aquí Dios todo hace para presentarse y dar al corazón de este pueblo, la felicidad que sólo en Él podemos encontrar.

Siento que al haber pasado dos años de mi llegada a Perú, recién empieza mi misión aquí, ahora más adaptado puedo dar más de mí a este pueblo que el Señor me dio…

Ser Shalom, ser Comunidad de vida en Lima, mejor vida no hay.


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