Palabras del Santo Padre en la Catequesis de este miércoles
“Queridos hermanos y hermanas: el pasado domingo comenzó el Sínodo de los Obispos con el tema «vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo». La familia requiere toda nuestra atención y cuidado, y el Sínodo debe responder a esta solicitud. Los hombres y mujeres de hoy necesitan una inyección de espíritu de familia”.
El Papa comenzó hablando del estilo actual de las relaciones humanas – civiles, económicas, jurídicas, profesionales, de ciudadanía -, un estilo que si bien “quiere ser inclusivo en sus formas”, “abandona a la soledad y al descarte a un número siempre más grande de personas”. La familia, en cambio, abre para toda la sociedad una perspectiva mucho más humana:
“Ante el débil reconocimiento y apoyo a la persona en las diversas relaciones sociales, la familia abre una perspectiva más humana, que permite establecer vínculos de fidelidad, sinceridad, cooperación y confianza. Enseña a honrar la palabra dada, a respetar a cada persona y a comprender sus límites. Brinda una atención insustituible a los miembros más pequeños, vulnerables, heridos y devastados en su vida”.
Aún con la conciencia de lo insustituible de la familia, “no se le da el justo valor, reconocimiento y apoyo en la organización política y económica de la sociedad contemporánea” dijo también el Obispo de Roma, una sociedad que con “toda su ciencia y técnica” aún “no es capaz de traducir el conocimiento en formas mejores de convivencia civil”.
Sin detenerse en señalar estas faltas, Francisco también habló de los hábitos sociales y políticos que a menudo muestran signos de degrado que están “muy por debajo del límite de una educación familiar aún mínima”, como la agresividad, vulgaridad y el desprecio.
Por último la reflexión sobre el sentido histórico de la misión de la Iglesia respecto a la familia:
“Para la Iglesia el espíritu de familia es como su carta magna: la Iglesia es y debe ser la familia de Dios. A través de ella, Jesús pasa de nuevo entre nosotros para persuadirnos de que Dios no nos ha olvidado. A través de la familia la Iglesia sale de nuevo a pescar para evitar que los hombres se ahoguen en el mar de la soledad y la indiferencia. Que el entusiasmo de los Padres sinodales, animados por el Espíritu Santo, de renovado impulso a la Iglesia echando de nuevo las redes confiando en las palabras del Señor”.
“Invito a todos a invocar la intercesión de Nuestra Señora del Rosario por los trabajos del Sínodo. Muchas gracias”.
Fuente: Radio Vaticano