Cuaresma es un período de cuarenta días que empieza el miércoles de Cenizas, hasta el jueves santo, antes de la Misa de la Cena del Señor. Es un tiempo privilegiado de conversión, combate espiritual y escucha de la Palabra de Dios. En la Iglesia antigua, `este era un tiempo en el cual los catecúmenos (adultos que se preparaban para el Bautismo) recibían las últimas formaciones para la vida cristiana: hacían una catequesis más intensa, ejercicios de oración y penitencia. Poco a poco, toda la comunidad cristiana , los bautizados en Cristo, empezaron a participar también, tanto para unirse a los catecúmenos, como para renovar la gracia de su proprio bautismo y el fervor de la vida cristiana, preparándose para la Santa Pascua.
Así empezó la Cuaresma: tiempo en que los cristianos, por la purificación y la oración, buscan renovar su conversión para celebrar la alegría espiritual en la Santa Vigilia Pascual, en la madrugada del Domingo de la Resurrección, renovando sus promesas bautismales. Conozca un poco más sobre las prácticas de la Cuaresma:
La oración: En este tiempo, los cristianos se dedican más a la oración de lo que habitualmente practican durante todo el año. Una buena práctica es rezar diariamente un salmo o, para quien tenga más empeño, rezar todo el salterio los cuarenta días. Otra idea es rezar los Viacrucis los viernes
La penitencia: todos los días cuaresmales (excepto los domingos) son días de penitencia.
La primera e indispensable penitencia cuaresmal es la comida y la bebida: sin renuncia a algun alimento no hay práctica cuaresmal. Cada uno debe elegir una pequeña práctica penitencial para este tiempo. Por ejemplo: renunciar a un refrigerio diariamente, o a un postre, etc… El miércoles de ceniza, y el viernes santo, todos los cristianos ayunan: el ayuno nos hace recordar que somos frágiles y que la vida que tenemos es un don de Dios, que debe ser vivida en unión con él. Los más generosos pueden ayunar todos los viernes de la Cuaresma. Harán muchísimo bien. Recordémos que los viernes los católicos no deben comer carne; y esto vale para todo el año. Además de la penitencia en la alimentación, es necesario elegir algo más como mortificación, o sea, una renuncia a algo de lo que le gusta. Por ejemplo: música, televisión, Internet, o determinado tipo de diversión.
La limosna: Es la caridad fraterna.
Este tiempo santo debe abrir nuestro corazón para los hermanos: limosna, capacidad de ayudar, visitar a los enfermos, aprender a escuchar a los otros, reconciliarse con alguna persona de quien estamos alejados, etc.
Lectura de la Palabra de Dios. Este es un tiempo de escucha más atenta de la Palabra: el hombre no vive solamente de pan, más de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Sería muy recomendable leer durante este tiempo el Libro del Éxodo o Deuteronomio o, en el Nuevo Testamento, el Evangelio según San Marcos. La lectura debe ser seguida, del inicio hasta el fin del libro. Se puede terminar siempre rezando un salmo.
La conversión: “He aqui el tiempo de la conversión”, nos dice la Palabra de Dios.
Que cada uno vea un vicio, un punto débil, que lo aleja de Cristo, y busque luchar, combatirlo en esta Cuaresma. Es lo que la tradición ascética de la Iglesia llama “combate espiritual” y “lucha contra los demonios”. Nuestros demonios son nuestros vicios, nuestras malas tendencias, que precisan ser combatidas. Los antiguos daban el nombre de siete demonios principales: la soberbia, la avaricia, la tristeza (hoy decimos la envidia, que es la tristeza por el bien del otro), la pereza, la ira, la gula, la sensualidad. Estos demonios generan otros. En la Cuaresma, es necesario identificar aquellos que son los más fuertes en nosotros y combatirlos.
La liturgia de la Cuaresma
Este tiempo sagrado est`a marcado por algunas señales especiales en las celebraciones de la Iglesia: El color de la liturgia es el morado – señal de sobriedad, penitencia y conversión; no se canta el Gloria en las misas (excepto en las solemnidades); no se canta el aleluya que es señal de alegría y júbilo, solamente será cantado otra vez en la Pascua de la Resurrección; los cantos de la misa deben tener una melodía simple; no se permite ningún instrumento musical que no sea con la finalidad de sostener el canto, en una señal de ayuno de nuestros oídos, que deben ser más atentos a la Palabra de Dios; no esta permitido usar flores en los altares, en señal de despojamiento y penitencia (en las bodas y otras fiestas las iglesias, deben ser arregladas con mucha sobriedad); a partir de la quinta semana de la Cuaresma se puede cubrir de morado o blanco las imágenes, en señal de ayuno de los sentidos, sobretodo de los ojos.
Lo importante es que todas estas prácticas nos lleven a una preparación seria y empeñada para lo esencial: la Pascua. Las observancias cuaresmales no son hechos folclóricos, sino instrumentos para el proceso de conversión que nos lleva al conocimiento espiritual y al amor de Cristo. Tengamos en mente que el punto alto del camino cuaresmal es la renovación de las promesas bautismales en la Santa Vigilia pascual y la celebración de la Eucaristía de la Pascua en esa misma Noche Santa, del Sábado Santo al Domingo de la Resurrección.
Que todos podamos tener una intensa vivencia cuaresmal, para celebrar la alegría espiritual la santa Pascua del Señor.
Formación: Marzo de 2012
Traducción: Larissa Moura