Señor, tu limpia mirada descansa sobre mí, llenándome de tu luz serena. Tu luz me reconforta y me invita a echar fuera toda sombra
– Te pido perdón Señor, porque muchas veces soy como un RINCÓN OBSCURO. Junto basura y rencor en el corazón, me lleno de crítica y resentimiento y lamentaciones contra todo y contra todos.
Pero, ya no hay lugar para todo eso, si estás Tú.
Señor, siento que tu gracia me acompaña, me va limando aristas, curando heridas, suavizando asperezas que –Tú sabes—van quedando a veces por lo dura que soy y otras tantas, porque soy débil y aparento más fuerza de la que tengo.
– Te pido perdón Señor, porque muchas veces soy como una PUERTA HERRUMBADA, siempre quejosa y buscando las cosas negativas de la vida, los defectos y los fracasos de los demás y de mí misma… (¡Cuántas veces me hago la víctima de las desgracias que suceden!) Y dejo que predomine en mí el escepticismo, el cinismo, la ironía, la crítica destructiva de las cosas positivas que hacen los demás.
Pero, contigo es diferente, más positivo el mundo…y yo también.
Señor, el dinamismo de tu amor me hace caminar…Tú siempre sos equipo con el Padre y el Espíritu Santo y nos quieres a nosotros también contigo, como si nos necesitaras…
– Te pido perdón Señor, porque muchas veces soy como el OMBÚ, que siempre está solitario en medio del campo (muy raro que forme un bosque con otros árboles). Señor, perdóname las veces que me cierro a colaborar con otros, a trabajar en equipo, a llevar a cabo un esfuerzo común de la Comunidad. Por el contrario, busco sobresalir por mi cuenta, en medio de los demás. Y soy bochornosamente individualista…o narcisista…Y para qué? Sólo para quedarme masticando soledad y aburrimiento.
Pero, con mis hermanos y contigo es diferente, la vida se llena de esperanza y alegría.
Señor, con tu aliento y tu Palabra, ¡qué anchos horizontes se me abren y descubro amplitudes insospechadas para mí, para los otros, para el mundo…!
– Te pido perdón Señor, por las veces que hago como la NIEBLA, que no deja ver, ni que atraviese la luz por ella. Perdón por todas las veces que no hago cosas positivas, pero tampoco dejo que los demás las hagan. Y soy envidiosa y con mi crítica siembro la desesperanza. Y en lugar de ser testimonio de luz, soy un poco como Pedro: cuando se trataba de decir que yo era tu amigo, di a entender que Tú no me importabas demasiado…
Pero, contigo es diferente, hay lugar para todos y trabajo, evangelizar! Y las cosas son posibles aunque cuesten, la mirada va más lejos que los pasos…
Señor, tu inalterable lealtad, es lo más seguro de mi vida. Vaya o vuelva, siempre estás, sin desdecir tu Amor o tu Promesa…
– Te pido perdón Señor, por las veces que fui como MARIPOSA, muy bonita por fuera, muy vistosa en los colores, pero siempre volando de flor en flor, nunca comprometiéndome con nada. También yo…mucho bla…bla…hablando mucho del amor, del compartir, de la solidaridad, de la justicia, pero siempre termino volando de un lado para otro, para que nadie me comprometa mucho…no sea que termine con mi comodidad o con mis proyectos personales, siempre más importantes que nada…
No puedo prometerte ser tan fiel como Tú, pero al menos, que emprenda una y otra vez la vuelta a casa.
Señor, cuando me dejo, tu fuerza me nutre como la savia de un roble que estalla cada año en primavera.
– Te pido perdón Señor, porque muchas veces soy como las ENREDADERAS, que se apoyan sobre las paredes o sobre otros árboles, pero ellas mismas no forman tronco sólido que las mantenga erguidas. Así parezco yo, cuando me limito a seguir la corriente, cuando no permito que la savia de tu Vida, Jesús, la Fortaleza de tu Espíritu Santo, conformen mi vida en un tronco sólido, en una fe fuerte, en una moral generosa, en un testimonio de esperanza, en una alegría contagiante…
Injértame en Ti, para que eche raíces.
Me miras, Buen Pastor, con tu cordero sobre los hombros, sin sospechas…¡casi me animo y me dan ganas, ¿por qué no?, de jugar mi carta a la confianza!…
– Te pido perdón Señor, por las veces que haya sido como una VIBORA, con el veneno preparado, pensando en que me van a atacar en cualquier momento, siempre a la defensiva…pensando que los demás me quieren pisar…o manipular…o me quieren agarrar…Por todas las veces que he sembrado veneno con mis habladurías, con las calumnias, o con las sospechas que he sembrado en contra de otros…
Qué fácil Señor es llegarte al Corazón. Nos entregas tus secretos y tu Nombre, tu costado abierto, tu última palabra gritada sin reserva…
– Te pido perdón, Señor, porque muchas veces me he comportado como un ERIZO, me enrollé en mí misma, me cubrí deespinas para que nadie se metiera en mi vida y en mis cosas, y así, poder hacer lo que quería.
Ahora quiero empezar contigo a abrirme y dar la mano…
Te veo Señor a la intemperie, sin guardias ni barreras, y así te duele hasta la sangre todo el dolor del mundo, el hambre, la miseria, pero también te alegra en lo más hondo hasta el más leve signo de la vida…
– Te pido perdón, Señor por haber pecado gravemente cuando hice como el CARACOL, me encerré en mi caparazón y fui completamente indiferente al sufrimiento de mis hermanos…especialmente para los pobres, los que pasan hambre, los que no tienen techo, o andan sin ropa adecuada para el frío, o están solos, o enfermos, en la cárcel…Señor, te pido perdón porque muchasveces me he justificado a mí misma, diciéndome que porque estaba en un grupo o en la Parroquia, ya hacía todo lo que podía por mis hermanos más necesitados.
Sí, ahora lo sé Señor, cuando uno “de estos mis hermanos más pequeños”, sufre, eres Tú mismo el que pasa hambre, frío, soledad, persecución, opresión, dolor.
Señor, cuando me acerco a Ti y veo que de verdad te preocupa y te interesa, caigo en la cuenta de lo relativas que son todas las cosas que me amargan y me inquietan…
– Muchas veces fui cómo el GORRIÓN, mirando siempre el suelo, ocupándome de mis pequeños saltitos, ignorante y pasiva ante la responsabilidad que tengo de transformar de raíz este mundo, este país, con algo bueno como la Comunidad.
Perdóname mis impurezas, mis malas intenciones, mis malos deseos, mis deshonestidades, mis aguas sucias, mi falta de confianza en Ti.
Así, Señor, ante Ti, que me amas sin preguntas y me haces libre y nueva, hoy te ruego:
Perdón por las veces en quementí y traicioné la verdad.
En que fui injusto con los demás y quebré las promesas que hice,por lasveces en que no fui fiel a lo que me había comprometido y con quienes me había comprometido.
Perdón por las veces que fui altanera, orgullosa y despreciativa.
Por las veces en que me ingenié para manipular a losdemásy hacerles hacer mi voluntad.
Perdó por las veces en que no tomé la iniciativa en el amor y en la entrega.
Y, sobre todo GRACIAS, porque no te pediría perdón, si de antemano tu gracia no me hubiera alcanzado ya, y renovado en tu Espíritu Santo.
AMÉN.