En las últimas dos semanas, la comunidad, se reunió para la Asamblea General de 15 días, para escuchar la voz de Dios y compartir nuestras inspiraciones para los próximos 6 años en las dimensiones de nuestra vida apostólica, comunitaria y contemplativa. Todo aquello que hicimos tuvo como base lo que hemos ya vivido en los últimos 6 años, ya que la Asamblea se lleva a cabo cada 6 años.
Inicialmente, participamos a un retiro espiritual de tres días, en los que Moysés Azevedo, Fundador y Moderador General de la Comunidad Shalom, predicó y guío las oraciones comunitarias. En estos días pudimos experimentar, también, momentos muy bellos de recogimiento, silencio y adoración. De hecho, ese era el mejor modo para iniciar nuestra Asamblea: a los pies del Señor.
Sucesivamente la Asamblea eligió el nuevo gobierno general, a lo que posteriormente nos dividimos en 10 comisiones a fin de discutir en grupos y realizar colectivamente un documento: una guía de trabajo para la Comunidad para los próximos años.
Cada vez que vez que tenemos la posibilidad de estar juntos es increíble ver cuantas, y que tan grandes, son las cosas que el Señor ha hecho; escuchar las diversas experiencias de nuestros hermanos y hermanas es uno de los tesoros más especiales. El Señor nos confía el mundo entero, al pobre y al rico, al débil y al fuerte, al joven y al viejo. Lo único que podemos hacer es reconocer “nuestro nada” frente a Él, delante a su eterna misericordia. Nuestro carisma es una profecía para el mundo, y es a través de nosotros, miembros del cuerpo de Cristo, es que el Señor cumple Sus maravillas: eligió a los débiles para confundir a los fuertes.
El centro de la Asamblea no es solamente la elección de un gobierno o la elaboración de un documento: el centro es Jesús, el primado de nuestra vida, quien preside nuestra vida y la del mundo. Durante esta semana nos ha salvado, nos ha curado, nos ha amado, nos ha reconstruido, ha hecho brillar en nosotros su gloria, y ahora nos envía en misión como discípulos y ministros de Paz.
Barbara Freitas
Traducción: Manuel Quezada