Nos referimos a la virtud de la paciencia en el libro Virtudes: Camino de imitación de Cristo1: “El término paciencia se compone de los vocablos del latín, passio y scientia, que significan “sufrir” y “conocimiento”, respectivamente, de modo que la paciencia puede ser definida como “saber sufrir”.
Esta virtud capacita a soportar las contrariedades sin debilitarse. Ella coloca los desafíos, por mayores que sean, en su debido lugar, que son siempre inferiores a Dios.
¿Y quién es la persona paciente?
El paciente es aquel que mantiene viva, dentro de sí, la convicción de que todo pasa, encontrando fuerzas para no desanimar en el camino. Para el mundo, la paciencia puede ser tenida como una señal de inferioridad o de mediocridad.
Sin embargo, la paciencia es una de las virtudes más loables y altas que existen. Aquel que posee esta virtud no huye del sufrimiento, antes da sentido a él; de él saca provecho y se fortalece con él; sabe que no es absoluto, sino pasajero.
A la paciencia, todavía, la podemos vincular a la virtud de la longanimidad que nos hace soportar, por mucho tiempo, contrariedades incesantes que, a veces, se renuevan todos los días durante años. También la virtud de la firmeza que nos invita a permanecer sin dudar ni flaquear en nuestras convicciones morales, a fin de no desviarnos “ni para la derecha ni para la izquierda” (Prov 4,27).” (Virtudes: camino de imitación de Cristo. Cap. 6)
5 pistas para crecer en la paciencia
1- Oración: La contemplación de Cristo crucificado nos ayudará a crecer en la “ciencia de sufrir”. Al lado de los sufrimientos de Cristo, todas nuestras angustias, dolores y sacrificios son pocos. En oración, debemos suplicar a Dios la gracia de la paciencia, a fin de que Él envíe el auxilio divino que nos capacita a soportar y esperar.
2- Hacer memoria de los hechos de Dios en el pasado: no consiste en apenas ” recordar” aquello que Dios ya hizo, sino de verdaderamente visitar los episodios en los cuales aparentemente el sufrimiento nunca iba acabar y Dios intervino y venció. Esta práctica es común en la Sagrada Escritura. Nos lleva a renovar la fe en las promesas y en el poder de Dios, incluso cuando parece que las dificultades nunca van a pasar.
3- Tomar perspectiva: cuando estamos sufriendo o irritados, parece que todo lo que existe es aquella situación difícil. Es necesario respirar hondo y recordar que eso es apenas una cuestión particular y no, el todo de la existencia. Tomar perspectiva nos ayuda a dar su debido lugar a cada cosa, lo que se vuelve particularmente difícil cuando estamos en el “ojo del huracán”. Es necesario tener siempre presente que Dios y su amor es mayor que todo.
4- Compartir con personas adecuadas: es saludable, en momentos de dificultades, compartir con alguien en quien confiamos. Puede ser un amigo, familiar, así como también un director espiritual, confesor o acompañante personal. Lo importante es que sea una persona en quien sabemos que podemos confiar, de preferencia, sabia y discreta. Así podremos vivir la experiencia de Jesús y el Cireneo de permitir que nuestro hermano cargue con nosotros la cruz.
Debemos aprender a compartir, al fin de no transformar este espacio de compartir en un momento de murmuración, auto piedad o chisme.
5- Ascesis: es hacer penitencia a fin de fortalecer nuestra voluntad. Con apenas pequeños sacrificios diarios, seremos capaces de dominar al hombre viejo que vive dentro de nosotros y que quiere que todo sea hecho como él quiere, cuando quiere, de la manera que quiere.
Que el Señor nos de la Gracia para seamos cada vez más como Él, que es “misericordioso y compasivo, lento para enojarse”.
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¹ LÉNIZ, Juan José. Virtudes: caminho de imitação de Cristo. Edições Shalom, 2020.
Traducción: Diego Vaca Diez