En el dia 18 de octubre de 2014 ,llegamos a la ciudad de Vitoria donde fuimos muy bien recibidos. Creo que una de las mayores gracias que cosechamos en este tiempo de misión es la gracia de la confianza en Dios que se generó en nuestros corazones y en los corazones de nuestros hijos. Durante el tiempo que estuvimos allí, Dios no permitió que nos faltara absolutamente nada, Él cuidó de todo, y de manera grandiosa. Dios con su cuidado nos sorprendía a cada dia, por medio de los hermanos de la Comunidad, que libremente, sin avisar, iban a nuestra casa y decian que habian ido al super y se acordaron de nosotros y de los niños y así todo lo que necesitábamos llegaba.
De hecho, una gran gracia. Dios nos dió una bendición de haber tenidos otros dos hijos durante el tiempo de misión. Pudimos testimoniar el llamado de Dios a la apertura a la vida. Otra gran gracia que cosechamos fue el protagonismo de nuestros hijos. Ellos se sentían parte de nuestra misión de evangelizar, por eso abrazaban sus apostolados y se volvían evangelizadores de los jóvenes y adolescentes de la ciudad, evangelizaron a muchos. Nos alegraba ver nuestra casa llena de jóvenes, que iban para divertirse y convivir con nosotros.
Se nos preguntan hoy lo que hicimos por aquel pueblo, contestamos con muchas alegría que fuimos shalom, que el rostro que fue impreso no fue lo nuestro, sino el de Cristo. Somos una familia misionera, podemos decir con una profunda gratitud en el corazón, que solamente el amor justifica la misión. Arde fuerte en nuestro corazón más que antes el deseo de partir en misión, de estar en misión, de ir para donde el Señor quiera enviarnos. Somos muy felices por ser una familia misionera, por ser una familia Shalom.