Este jueves, a las 19 horas, tendrá lugar frente a la Embajada de Pakistán en Madrid una vigilia de oración por Asia Bibi, la mujer católica pakistaní condenada a la horca. A la convocatoria, organizada por la plataforma MasLibres.org, se prevé que asistan personas de diferentes confesiones cristianas. Esta humilde campesina fue denunciada por blasfemia el 19 de junio 2009 por el mulá musulmán Qari Muhammad Salam, ante la policía de la ciudad de Nankana Sahib. Después de un juicio ante el Tribunal de Primera Instancia de Nankana Sahib, Asia Bibi fue condenada a la pena de muerte el 8 de noviembre de 2010. El recurso fue presentado ante el Tribunal Superior de Lahore el 11 de noviembre de 2010, pero, por razones de oportunidad, de contexto, de presiones religiosas y políticas, sólo cuatro años después fue tomado en consideración y puesto en el calendario de la Corte. Tras cinco aplazamientos de la vista que debía revisar la condena a la horca de Asia Bibi, el tribunal de apelación de Lahore confirmó el pasado día 16 la sentencia de muerte. Ahora los abogados de la defensa recurrirán a la última instancia del país, la Corte Suprema. Al conocerse la decisión judicial, fuentes del entorno de la mujer trasladaron a esta plataforma a favor de la libertad religiosa la siguiente petición: “Por favor, mantened vuestras oraciones y el apoyo para salvar la vida de Asia Bibi hasta que no nos queden fuerzas”. En todos estos años de cautiverio, MasLibres.org ha mostrado su apoyo a esta madre de cinco hijos mediante el acompañamiento a su familia, el sostenimiento de su defensa jurídica, así como realizando una intensa labor de coordinación con el Ministerio de Exteriores de España. Además, ha impulsado una nueva petición de indulto al presidente de Pakistán, Mamnoon Hussain, a la que ya se han sumado más de 15.000 personas en internet. Este caso es desde hace años un símbolo de la lucha mundial contra la llamada “ley de la blasfemia”, vigente en Pakistán y una de las más ominosas formas de discriminación y persecución que sufren los cristianos de aquel país. Aunque las pruebas son más que dudosas, la presión islamista sobre los tribunales e incluso contra los defensores de Asia Bibi (dos de ellos fueron asesinados) han impedido un juicio justo. Sólo la presión internacional podrá evitar que se consume la ejecución y que el Tribunal Supremo anule la sentencia.