¡Feliz Cuaresma!
¿Quién sabe, si en esta Cuaresma el Señor no desea que queramos ser pequeños, que nos guste ser pequeños y que sustituyamos todo plano mayor que nosotros mismos por hacer, sistemáticamente, todas las pequeñas cosas con un celo y amor especial para mayor gloria suya, sin planes, aprovechando toda pequeña oportunidad?
Nuestras camas, entonces tendrán sábanas sin ningún doblez. Los platos, la mesa, estarán bien decorados como nunca. Toda pasta de dientes estará tapada. Ningún cumpleaños será olvidado. Todas las puertas se abrirán por cortesía amorosa y los otros siempre entrarán primero. Se darán los más bellos sonrisos para los más firmes enemigos, los más delicados elogios para aquella colega “sin gracia´´ del trabajo, la pregunta más interesada para el inoportuno limpiador del parabrisas, el agradecimiento más efusivo y el hasta pronto más grato para el conductos del autobús.
Las señoras enfermas pasarán al frente de la fila, aquella que además de dos hijos lleva una bolsa encontrará ayuda y las murmuraciones silenciarán por amor. Las vajillas no se quedarán sobre la mesa, la comida sosa será la mejor del mundo, todo lo superfluo será donado y, ¡lo más importante de todo!, con esas pequeñas muertes, estaremos participando de la muerte de Cristo y resucitando con Él.
Por el vigésimo día, estaremos listos para el desprendimiento, para el ayuno, para penitencias mayores. Habremos echo cosas pequeñas, pero eso no importa. Importa que habremos escogido ser pequeños y habremos conseguido eso por la única vía segura: la vía del amor.
“Por amor al prójimo…”
¡Feliz Cuaresma!
Maria Emmir (co-fundadora de la Comunidad)
TT @emmiroquendo
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