Comunidad

La alegría de ser Shalom en Madagascar

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La República de Madagascar es la cuarta isla más grande del mundo. Y fue a la diócesis de Antsiranana, al norte del país africano, que en 2007 llegaron los primeros cinco misioneros de la Comunidad Católica Shalom. Elegidos por Dios, cuatro hermanos de Comunidad de Vida y uno de la Comunidad de Alianza fueron escogidos para abrir camino y florecer en el desierto. unnamed

Después de mucha donación y oferta de vida de los misioneros, hoy hay tres grupos de oración en el Centro de Evangelización, cerca de cincuenta personas participan asiduamente. “La evangelización Shalom es algo que se escapa a nuestra inteligencia humana pues somos pioneros en evangelización en el país, inclusive en la cárcel donde tenemos el grupo de oración” dice Vanda Pereira, responsable local de la misión.

La casa del Proyecto José de Egipto, otra dimensión de la misión, recibe diariamente cuarenta niños que son alfabetizados y evangelizados. Sus padres y familiares también reciben formación espiritual y humana, viendo su dignidad rescatada. Pero no sólo tiene estas vías el trabajo de la Comunidad en Madagascar, según Vanda, el Proyecto Madre de los Dolores asiste a dos de los tres hospitales de la ciudad y “tenemos un espacio en la radio diocesana donde rezamos el rosario de la Misericordia tres veces por semana, todos los días salimos para evangelizar puerta a puerta, estamos seguros de que muchos son alcanzados y experimentan el amor de Dios en la simplicidad de ser Shalom”. En esa simplicidad, todos los jueves, se abren las puertas de la capilla de la casa de los misioneros donde son acogidos todos aquellos que deseen adorar al Señor. Antes de la llegada de la misión no había ningún lugar para el encuentro con Jesús Eucarístico. Con la carencia de oración y formación de la Iglesia en el país, la presenciad de la Comunidad Shalom en Antsiranana, hace posible y eficaz el crecimiento de la evangelización.

“Vemos en las personas el deseo de conocer y aproximarse a Dios cada vez más. Es maravilloso escuchar que antes de Shalom las personas no sabían de la existencia del Espíritu Santo, no sabían rezar, no conocían este Dios amor y misericordia. No llamaban a Dios, Padre, porque solamente conocían un Dios distante y vengativo. Con la llegada de la misión, descubrieron que son amados, escogidos e Hijos de Dios”, afirma la misionera que se siente impulsada junto con los otros hermanos de la casa de la misión a entregarse cada vez más a este amor. Una de las experiencias más bonitas que Vanda Pereira comparte es la alegría de ser escogidos para la misión en Madagascar y día tras día, contribuir con la obra de Dios, y percibir que los elegidos del Señor están siendo evangelizados y alcanzados por el carisma Shalom, por la gracia de Dios.

Traducido del portugués por María José Aguilar


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