Es conocida como la ‘Cruz del Año Santo’, la ‘Cruz del Jubileo’, la ‘Cruz de la JMJ’, la ‘Cruz peregrina’. Otros tantos la llaman ‘la Cruz de los jóvenes’, porqué fue donada a los jóvenes para que fuesen ellos quienes la llevasen por el mundo, a cada lugar y en cada tiempo. Esta es su historia.
Era 1984, Año Santo de la Redención. Papa Juan Pablo II decidió de poner una cruz – símbolo de la fe – cerca del altar mayor en la Basílica de San Pedro, donde todos pudiesen verla. Fue entonces colocada una gran cruz de madera, de 3,8 mts. de altura, siguiendo sus indicaciones.
Habiendo llegado el fin del Año Santo, tras haber cerrado la Puerta Santa, el Papa confió aquella misma cruz a la juventud del mondo, la que sería representada por los jóvenes del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo de Roma. Estas fueron sus palabras en aquella ocasión:
“Queridos jóvenes, al término del Año Santo dejo ustedes el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llévenla por el mundo, como signo del amor del Señor Jesús para la humanidad, anunciad a todos que solo en el Cristo que resucitó está la salvación y la redención”.
Los jóvenes acogieron no sólo la cruz, sino que también los deseos del Santo Padre. Llevaron la cruz al Centro San Lorenzo, lugar se convertiría en su morada habitual cuando no estuviese en peregrinaje por el mundo.
La Cruz de Año Santo (así llamada por aquel entonces) hizo su primer viaje en julio de 1984, llegando a Múnich, Alemania, para participar del Katholikentag (Jornada de los Católicos). Siendo solo una simple cruz de madera, al inicio los fieles no entendieron que era lo que tuviese de especial. Poco a poco se fue haciendo noto que la Cruz estaba allí “en misión”, por deseo del Santo Padre.
El año 1985 fue proclamado por la ONU como ‘el Año Internacional de la Juventud’; durante el Domingo de Ramos participaron en un encuentro con el Santo Padre en plaza San Pedro más de 300.000 jóvenes, y la Cruz estaba allí con ellos. Aquel año la Cruz fue llevada a diversas lugares de Europa: Italia, Francia, Luxemburgo, Irlanda, Escocia, Malta y Alemania; en cada uno de ellos fu conducida en peregrinaje, fue protagonista de los Via Crucisen las calles de las ciudades y participó en variados encuentros juveniles. En diciembre de 1985, Papa Juan Pablo II anunció que, a contar del Domingo de Palmas sucesivo, si realizaría cada año una Jornada Mundial de la Juventud (las Jornadas Mundiales de la Juventud serian celebradas cada año a nivel diocesano. A partir de 1987, cada 2 o 3 años, se tendrían en el cuadro de las celebraciones, también ‘Encuentros Mundiales de los Jóvenes’ con el Papa, en diversos países del mundo).
De entonces, “la Cruz peregrina pasa de un continente a otro y los jóvenes de todos lados se reúnen para testimoniar juntos que Jesucristo es lo mismo para cada uno, y que su mensaje es siempre el mismo” (Papa Juan Pablo II, Encuentro mundial de los Jóvenes, Manila – Filipinas, enero 1995).
Al fin de la Misa de Palmas del año 2003, Juan Pablo II quiso donar a los jóvenes una copia del Icono de Maria Salus Populi Romani (copia – del original que está custodiada en la basílica de Santa Maria Mayor en Roma – fue una de las figuras centrales durante las celebraciones de la JMJ del año 2000 en Tor Vergata – Roma):
“A la delegación Alemana, confió hoy también el Icono de María. Desde ahora en adelante, junto a la Cruz, ella acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud. Será signo de la presencia materna de María, junto a los jóvenes, llamados, cómo el apóstol Juan, a acogerla en sus vidas.“
Se están recorriendo grandes distancias y alcanzando un número siempre más basto de jóvenes. El peregrinaje continúa, pasa de mano en mano, de país en país, de generación en generación…