¡Gracias Papa Benedicto XVI!
Benedicto XVI, cuyo lema era “Cooperadores de la Verdad” ejerció incansablemente su pontificado como Maestro de la Fe, como él mismo lo definió en la homilía que precedió a su elección al Papado:
“Una fe “adulta” no es una fe que sigue las tendencias de la moda y la última novedad; una fe adulta y madura está profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Es esta amistad la que nos abre a todo lo que es bueno y nos da un criterio para distinguir lo verdadero de lo falso, y el engaño de la verdad. Debemos desarrollar esta fe adulta; debemos guiar al rebaño de Cristo hacia esta fe”.
Benedicto XVI fue un hombre de profunda espiritualidad, centrado en Cristo y en su misterio, en el Señor que da sentido a todo y todo redime y santifica.
Fue uno de los teólogos más brillantes de los últimos tiempos. Con su inteligencia, iluminada por la Fe, supo penetrar con agudeza y profundidad en el misterio de Cristo y al mismo tiempo, supo transmitirlo de forma sencilla y comprensible a la gente de nuestro tiempo.
Su humildad, nobleza y mansedumbre, como nos recuerda nuestro querido Papa Francisco, resalta de manera impactante la riqueza de su personalidad.
Como Comunidad Shalom, estamos profundamente agradecidos al Papa Benedicto XVI. Durante su Pontificado, tuvimos el Reconocimiento Pontificio de la Comunidad Católica Shalom y sus Estatutos. También tuvimos la oportunidad de colaborar en algunas ocasiones y servicios, de una manera aún más cercana al Ministerio Petrino.
Bendito sea Dios por tan grande tesoro dado a la Iglesia de nuestro tiempo!
Hoy devolvemos a las manos del Padre este don recibido. Que él, desde el cielo, interceda por todos nosotros, formando parte de esa procesión que él mismo definió en la homilía de inicio de su ministerio petrino, refiriéndose a la Pascua de su predecesor, san Juan Pablo II:
“Quien cree, nunca está solo ni en la vida ni en la muerte”. En ese momento podíamos invocar a los santos de todos los siglos, a sus amigos, a sus hermanos en la fe, sabiendo que ellos habrían estado en la procesión viviente que le habría acompañado en la otra vida hasta la gloria de Dios.
Que por las manos de María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, este humilde trabajador de la viña del Señor, oiga de boca de su Señor, a quien amó hasta el extremo en esta vida: Bien hecho, siervo bueno y fiel; puesto que has sido fiel en lo poco, te confiaré mucho. ¡Ven y alégrate con tu Señor! (Mt 2,25)
Amén.
Fundador de la Comunidad Católica Shalom