Formación

Moysés Azevedo: Santidad es don, vocación y libre respuesta

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Lejos de ser algo a adquirir con nuestras propias fuerzas, la santidad debe ser acogida como don de Dios y un llamado. La santidad fue el tema abordado en el Foro Shalom por el fundador de la Comunidad Católica Shalom, Moysés Azevedo.

Sólo Dios es santo. El Espíritu Santo derrama la santidad de Dios sobre nosotros. La santidad la recibe de gracia. Es un don y una vocación porque Dios nos llama a ser santos. Dios escogió a cada uno de nosotros para ser santos“, afirma Moysés. Él todavía resalta que Dios nos hizo libres, por eso también la santidad es una elección.

La santidad es una relación con Dios, no es una meta. Es una relación. La medida de la santidad es dada por la estatura que Cristo alcanza en nosotros. Santidad es don, vocación y respuesta de libertad. Porque en el fondo es preciso dejarme amar por Dios para que Él opere en mí y su Amor y me transforme.

El “poder” de hacernos santos no está en nuestras manos, pero, según Moysés, hay algo que está solo en nuestras manos: el deseo por la santidad. Porque desear la santidad es la única manera de unirme a Dios.

 

Santidad y misericordia

Otro punto importante levantado por Moysés para acoger la santidad fue la misericordia. “Para que la misericordia actúe no podemos conformarnos con ese hecho de ser pecadores. Porque el mal no puede ni debe ser la palabra definitiva de nuestra vida. La palabra definitiva en nuestra vida es la misericordia de Dios. La santidad consiste en medio de mis debilidades no renunciar a caminar en la luz de Cristo.” También afirma que el peor estado del alma es el alojamiento, ya que el dolor de la contrición atrae la misericordia divina.

La santidad es el encuentro de tu fragilidad con la fuerza de la gracia de Dios. Dios perdona, borra, olvida y transforma. Esta transformación se llama santidad“, dice Moysés. Al citar la exhortación del Papa Francisco sobre santidad, “Gaudete et Exsultate“, él da consejos para vivir la santidad:

  1. Ante la ansiedad haber soportado, con paciencia y mansedumbre: “La paciencia que Dios salva al mundo, la impaciencia de los hombres destruye el mundo. Debemos dar en nuestra vida respuesta de la paciencia, soporte y mansedumbre de Dios“.
  2. Ante la tristeza: alegría y sentido del humor.
  3. Parresía, osadía y ardor: no existe santificación sin donación para los demás, para el reino. “Nadie se santifica sólo. Nadie se salva ni se santifica sólo. Dios quiso salvarnos teniendo en cuenta esa compleja relación que se llama comunidad humana“.
  4. Enseñar a rezar, amar y servir: virtudes aprendidas y ejercidas en la Comunidad. “La comunidad sirve para generar santos“. Por último, recuerda: “Fuimos creados para los demás“.

Lydiana Rossett

Traducción: Marjori Small


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