A finales del mes pasado, Papa Francisco anunció que hará un viaje apostólico en septiembre a Mozambique, Madagascar e Islas Mauricio. La Comunidad Shalom está presente en dos de estos tres países del continente africano.
Los primeros misioneros de la Comunidad Shalom llegaron a Maputo, capital de Mozambique, hace dos años. Encontraron un país devastado por la pobreza y por enfermedades incontroladas. Actualmente este país sufre las consecuencias del terrible ciclón Idai. No obstante las tantas dificultades, el pueblo porta esperanza en los ojos y alegría en el corazón.
Delante de tal contexto, la Comunidad Shalom desea ser una respuesta a las necesidades del pueblo mozambiqueño, sabiendo que la mayor de ellas es Dios mismo. La experiencia con su amor devuelve el sentido de la dignidad personal y ofrece una nueva esperanza, abre nuevos horizontes.
“Cuando la Comunidad Shalom llegó yo estaba en el fondo del pozo, estaba en las tinieblas, sin sentido de vida… cuando descubrí la Comunidad Shalom, eso cambió mi vida. Es un carisma que alcanza a los jóvenes y los coloca en el camino correcto, y yo fui uno de esos jóvenes. Mi vida comenzó a tener sentido. Es como si tuviera una luz dentro de mí que yo no conocía, y que descubrí. Mi corazón se abrió y empecé a acercarme a Dios, a hablar con él día tras día. Estoy caminando, creciendo en la fe. ¡Y estoy muy agradecida al carisma Shalom! “, Afirma Emilia Ramos, 24, joven Mozambiqueña.
En Madagascar, en cambio, la Comunidad está presente desde hace más de 10 años. En este país, el 90% de la población es pobre, los niños están desnutridos, un padre de familia gana alrededor de un real al día y no existe un salario base para comprar ropa y alimentos. El pueblo acoge el anuncio del amor de Dios que se expresa en la ayuda material, en la asistencia concreta, en la proximidad de los misioneros, y así ha visto que su vida ha sido transformada.
“En un pueblo sin esperanza y con poquísima dignidad, después de que la Comunidad llegó hace 11 años, ahora, es posible contemplar y ver en el rostro del pueblo malgache, una alegría y una esperanza diferente, un deseo de conocer la imagen de Dios y de tener la experiencia con Su amor”, comparte Vanda Santos, misionera de la Comunidad de Vida en Madagascar.
La visita del Papa en septiembre es la expresión de su deseo de llevar esperanza del Evangelio a las periferias del mundo, y de su convicción de que precisamente allí es donde está Cristo; allí el misionero es llamado a seguirlo y anunciarlo. La Comunidad Shalom, por la gracia de Dios, ya lo experimenta.
Traducción: Marjori Small
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