Testimonio

“Ser misionera es vivir para los demás” 

comshalom

Soy consagrada de la Comunidad de Vida, tengo 22 años, soy brasileña y estoy en misión desde hace 2 años y 6 meses en Lima – Perú. Ingresé en la comunidad de 17 años, tuve mi experiencia con Dios a los 15 años por medio de un Seminario de Vida en el Espíritu Santo, organizado por la Comunidad Shalom. Mi familia se decía católica, la verdad es que nunca practicamos nuestra fe. Crecí sin tener una experiencia con Dios, sin tener la costumbre de ir a Misa ni tampoco de rezar. Recién empecé a participar en algunas de esas prácticas cuando, por obligación, me acerqué al sacramento de la confirmación. Durante mi adolescencia, sin tener aún una experiencia de Dios y con todas las experiencias que el mundo me ofrecía, me alejé mucho más de Él, dejándome influenciar por mis amigos. 

Fue por gracia de Dios, precisamente, un amigo mío quien me invitó y así pude participar de aquel Seminario de Vida en el Espíritu Santo que me cambio radicalmente. Luego de un tiempo, viviendo la experiencia con Dios y con la comunidad, empecé a discernir mi vocación; fue así que participé del año Vocacional de Shalom. Tengo que reconocer que se trataba de un camino muy diferente de lo que había pensado; aún no terminaba de entender muy bien lo que significaba ser misionero, ser un laico con promesas, ir de misión… pero yo estaba segura de que este era mi llamado y el camino que debía seguir. Fueron los testimonios de otros misioneros los hacían crecer en mí la atracción hacía la vida misionera y así el deseo de vivir como ellos iba en aumento en mí. Mi comprensión de lo que es, realmente, ser misionero recién la obtuve estando en la Comunidad de Vida, ya estando en misión y viviendo todo lo que cotidianamente me toca vivir. Para mí ser misionero es vivir para los demás, es dejar todo en favor de un pueblo, de una misión. ¡Las personas son nuestra misión! El misionero ya no vive para sí mismo, pone su vida a disposición de Dios y la misión; es en la alegría de este servicio que los misioneros encontramos nuestra propia alegría de vivir. Es viviendo aquí en Lima, que este camino se afirma aún más en mi corazón… por el simple hecho de ser misionera fuera de mi país, en un lugar con una cultura diferente de la mía, con costumbres también diferentes de las mías; es así que encuentro, en este despojamiento, la alegría de poder anunciar a Cristo a otros pueblos, a gente diferente a mí.  

He tenido, gracias a Dios, muchas experiencias de evangelización; sin embargo, nunca imaginé que iba a evangelizar a alguien en un aeropuerto y, claro, esta experiencia solo fue posible porque vivo en un país diferente del mío… el año pasado volviendo de mis vacaciones a mi misión aquí en Lima, tuve la oportunidad de conversar con un joven y compartirle sobre mi vida, esto fue algo que sentí que tocó mucho su corazón, él también me compartió su historia y lo que estaba viviendo en aquel momento; pude también anunciarle a Cristo, de hecho, fue una experiencia muy fuerte para mí. Sentí que ese joven necesitaba, simplemente, coincidir conmigo en aquel aeropuerto y escuchar, en ese mismo día, que yo había dejado todo para seguir a Cristo y percibir en mi rostro, aunque cansado por el viaje, la alegría de regresar a mi misión. Dios elige contar con nosotros para el anuncio de su Reino y Él también siempre nos envía a las personas correctas, a aquellas que necesitan ser evangelizadas. Por medio de esta y otras experiencias de evangelización y el salir, permanentemente, de mi misma; que puedo decirles que, definitivamente, vale la pena salir en misión al menos una vez en la vida o, ¿por qué no?, vivir en misión para siempre. Si esa es la voluntad de Dios para ti, no te niegues a cumplirla; porque ahí, estoy segura, encontrarás el sentido de tu vida. ¡Dios te bendiga! ¡Shalom!

Karen Santos, es brasileña y Consagrada de la Comunidad de Vida. Reside en Lima-Perú


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