La misión de la Comunidad Católica Shalom en Madagascar, África, fue invitada a impartir un curso de profesionalización para personas asistidas por la Asociación de Personas discapacitadas. El objetivo del curso era empoderar a las personas asistidas para que tuvieran una fuente de ingresos. El país africano es uno de los más pobres del mundo.
Según los misioneros, Madagascar vive hoy una grave crisis financiera hoy en día y, por lo tanto, la asociación ha perdido a gran parte de sus benefactores. En total, 12 personas participaron en el curso, impartido los días 5 y 6 de mayo.
“Fueron dos días muy especiales para nosotros como misioneros en África en un país con un pueblo tan sufriente. No solo les dimos un poco de nuestro conocimiento, también recibimos de ellos: gratitud, alegría, sonrisa en la cara. Tuvimos la gran experiencia de notar en los ojos de estas personas una nueva esperanza”.
Ellos tenían esta esperanza de aprender y, con lo que aprendieron, podrán mantener a sus familias, sobrevivir. “Fue maravilloso”, dice la Responsable local Vanda Santos.
Los participantes aprenden a hornear pasteles al carbón.
Simplicidad y gratitud
Vanda dice que la simplicidad y la gratitud de los participantes del curso tocaron profundamente el corazón de los misioneros. “Para nosotros fue un momento de gran gracia para nosotros como Comunidad Shalom. Hemos hecho lo que el Evangelio nos pide todos los días: dar gratuitamente lo que hemos recibido gratuitamente.
Mientras dábamos un poco de nuestros conocimientos de cocina, enseñando a hacer pasteles, también estábamos dando un poco de la experiencia que nosotros tuvimos y tenemos diariamente con el Amor de Dios y su misericordia”. Y completa: “Fue muy interesante escuchar algunos testimonios y algunas personas que nos dijeron: ‘Oraremos por Shalom todos los días de nuestras vidas y le pediremos a Dios que Shalom pueda invadir el mundo. Cada vez que mi familia coma este pastel, vamos a recordar a Shalom y vamos a orar por Shalom, para que otras personas como nosotros también puedan tener esta experiencia”. Imagina escuchar eso de una persona sencilla”, dice Vanda.