Es tiempo de reconstruir la comunión de las personas ante Dios. Con esta verdad, la misión de la Comunidad Católica Shalom, en Filipinas, celebra 3 años de gracia y experiencia con la Misericordia de Dios en el tercer país más católico del mundo y el primero de Asia.
Una gran responsabilidad para una pequeña comunidad en formación, pero que no cede ante los desafíos y la confianza en la Voluntad de Dios.
Podemos comparar la misión “Shalom Manila”, presente en Filipinas desde septiembre del 2017, como un niño pequeño que inicia todo un proceso de aprendizaje.
¡Vamos a conocerlos!
Según los estudiosos, el cerebro de un niño de 3 años, está casi completamente desarrollado, aunque todavía hay mucho espacio para el desarrollo de nuevas conexiones. Las emociones y las relaciones sociales, el lenguaje, el aprendizaje y las habilidades motoras también forman parte del proceso a esta edad. Y quizá puedes preguntarte, ¿y qué tiene que ver la misión con eso? Respondemos que: ¡TODO!
En nuestro día a día como misión en una tierra donde el 86% de la población se declara católica, es posible darse cuenta de que fuimos llamados a aprender, crecer, fructificar y difundir la Paz, que para nosotros es una persona: Cristo Resucitado que pasó por la Cruz. Pero, desde pequeños, necesitamos aprender y crear nuevos espacios para que el Amor de Dios se conozca, aún más. Pero no solo conocido, sino experimentado. Actualmente vivimos una época de creación de relaciones firmadas en la Gracia y en la Voluntad de Dios en todo momento.
Por ejemplo, cuando llegamos a Manila nos enfrentamos a una gran lucha: el idioma local. Que en realidad son dos: Tagalo e Inglés. Al principio, la primera tentación fue ser como el profeta Jeremías que le preguntó al Señor: “No puedo hablar. Sí, solo soy un niño “. (Jer 1,6) y a lo que el Señor respondió: “No digas: soy sólo un niño, porque buscarás a todos aquellos a quienes yo te envíe”. (Jer 1: 7). Y así se hizo. Dios nos envió a un pueblo que genera en el cuerpo de la Comunidad, el deseo de humildad y simplicidad de un niño. Y como una gran respuesta, hoy con la ayuda de tantos, la misión Shalom Manila continúa expresando, paso a paso, palabra por palabra, que Dios mismo quiere que el Amor de Su pueblo sea reconstruído.
En el desenvolvimiento, las caídas son frecuentes, a veces las cosas simples aún no están tan claras. Sin embargo, hay un movimiento mucho más amplio: la fe. Y si existe es porque Dios mismo nos revela un pueblo sediento de Paz, y si hay pueblo, Dios nos hace crecer en Su Gracia.
Depende de nosotros proclamar:
¡Gracias, Señor, por habernos elegido!
Shalom Manila
Traducción: Marjori Small