Mientras fui conociendo la comunidad, me atraía la vida de oración y la fraternidad de los misioneros, cómo ellos realmente vivían la fe. Así fue que ingresé al vocacional del 2017, aún con muchas dudas y miedos. Al transcurrir del año vocacional, mientras más los misioneros nos invitaban a profundizar en el Amor de Dios y estar atentos a su llamado, más iba sintiendo el deseo de corresponder a ése Amor que me cautivaba y me llenaba, entonces fui pidiendo a Dios un corazón dócil y atento a su voluntad en mi vida.
Al cabo del año vocacional, surge la propuesta de partir como joven misión, mi respuesta fue sí, pues ya ardía en mí el deseo de ser enteramente de Dios. Realicé mi cuestionario/carta el 26 de diciembre del año pasado para poder ser joven misión por un año y quedando a la espera de la respuesta. Iba buscando las misiones Shalom en el exterior, cuestionando a Dios dónde me quería enviar, a la vez confiando en que Él sabía dónde yo podría profundizar en el carisma, confirmar su llamado y dónde podría ser instrumento de su amor. El 7 de abril me llama al celular Tiago (Responsable de la Misión), viendo que era él quien llamaba, ¡sabía ya el motivo de su llamada! ¡Era la tan ansiada respuesta de la voluntad de Dios para salir como joven misión!
Por la noche del mismo día, previo a la Misa de ingreso de los nuevos postulantes a la comunidad, Tiago me da la noticia de que la misión a la que me envían es ¡Lima!. Fue una completa sorpresa y mi corazón se alegraba por saber que Dios dispuso esa misión para mí. En este tiempo de preparación para partir a Lima, voy alistando la maleta, pero sobretodo, abriendo el corazón para lo que Dios quiere realizar en mi vida durante este tiempo.