El Acamps, para mí, fue una experiencia total con el Amor de Dios. Creo que lo que más me llevó ha a percebir este Amor fue la presencia de los otros chicos que también partecipaban. Ellos con su amistad y compañía, me orientaron a pensar a cuan extraordinario era este evento, capaz de reunior personas tan diversas, en un mismo lugar, con el mismo deseo.
Personalmente siento que el Acamps marcó un cambio en mi vida: entendí algo que antes me parecía un tanto obvia, lejana, y con poca relevancia: también yo tengo el derecho de ser feliz! No importa mi pecado, sin considerar que no esté limpia, pecadora, mi insistente rechazo a la luz, también ¡tengo derecho a ser feliz! Ni el pecado ni yo misma me lo puedo negar, es un derecho garantido directamente por Dios.
yy-Todo lo que antes me ilusionaba, aquello que parecía satisfacerme en la necesidad no era más que alegrías pasajeras, ahora veo lo que realmente era: un obstacolo verso la felicidad verdadera, aquella que a primera vista no se entiende porque va más allá de la medida del ser humano; es una felicidad que no tiene fin ni confín, una felicidad que hasta ahora no la veía porque estaba allí medio escondida a mis ojos, que estaban vendados.
Eco. Creo que el Acamps fue esto: entender y aceptar que tu, yo, todos nosotros tenemos y contamos con el derecho a ser plena y verdaderamente felices.
Clara Moranzoni – Italia
Traducción: Manuel Quezada
Del 07 al 11 de agosto del 2019