“Cuando Jesús Resucitado apareció a los discípulos en el cenáculo, su primera palabra fue ‘Shalom’ (…) En aquel día, que es el día que el Señor hizo para nosotros, Jesús dio a sus discípulos acceso al camino de la Paz” (Carta a la Comunidad).

Camino de la Paz es el itinerario formativo de los miembros de grupos de oración de la Obra Shalom. Por medio de la presentación de contenidos y de la aplicación de recursos específicos, busca conducirlos, desde la experiencia inicial con Jesús, a la madurez de la fe, de la santidad y del testimonio radical del Evangelio.

El Camino de la Paz nace junto con la experiencia fundante de la Comunidad Católica Shalom, su inspiración y primeros pasos. Ya en las primeras actividades realizadas por la Comunidad, siempre marcadas por la osadía y creatividad para anunciar a Jesús, las personas hacían una intensa experiencia con el amor de Dios, que generaba reconciliación y cambio de vida. Era la gracia, “la fuente de bendiciones divinas, una fuente muy visible de Su Amor (…) de seguridad en los caminos del Señor” que se manifestaba y formaba un pueblo nuevo (Escrito “En el Corazón de la Obra”).

Esa experiencia se profundizaba y daba movimiento a la obra naciente: el contacto con Jesucristo generaba conversión profunda, ardor y alegría en anunciarlo, llevando la persona evangelizada a tornarse testimonio de que el Resucitado que pasó por la cruz concede a cada hombre y a toda la humanidad el perdón y la paz.

A lo largo de los años, ese movimiento ganó rostro, fases y contenidos, definiéndose así el Camino de la Paz.

El Camino de la Paz abarca cinco tópicos formativos:

Dimensión Espiritual: representa la totalidad de la experiencia en el grupo de oración, teniendo en cuenta que la contemplación en el Carisma Shalom no se restringe a momentos puntuales de oración. Dice a respecto del relacionamiento con Dios a través de recursos ofrecidos por la Iglesia y por el Carisma: oración personal y comunitaria, estudio bíblico, celo por los sacramentos, amor a la Eucaristía y a la Virgen María, alabanza, penitencia, vivencia de los tiempos litúrgicos, fraternidad y ejercicio del apostolado.

Dimensión Bíblica: fundamenta y orienta el camino según la Palabra de Dios.

Dimensión Humana: intensifica las experiencias de fraternidad, el sentimiento de pertenencia a la Obra Shalom y la vivencia del Evangelio por medio del grupo de intercambio y del seguimiento hecho por el coordinador del grupo de oración.

Dimensión Doctrinaria: privilegia el conocimiento de la Doctrina de la Iglesia y su profundización en la vida cotidiana y en la oración.

Dimensión Misionera: destaca los elementos que despiertan e incentivan el compromiso con la dedicación en la Obra y el envío misionero.