El don carismático de la fe es el poder de Dios que nos mueve a una confianza íntima de que Dios actuará. Esa confianza lleva a una oración convicta, a una decisión, a una firmeza o a algún otro acto que libera la bendición de Dios.
A través del don carismático de la fe, el Espíritu Santo nos da la certeza de que Dios actuará, de que el poder de Dios intervendrá en alguna situación de la vida del hombre. Por el don carismático de la fe, creemos que Dios opera maravillas en favor de su pueblo. La fe mueve la manifestación del poder de Dios a través de su Espíritu Santo.
“Se crees, verás la gloria de Dios” (Jn 11,40). Es la fe que hace al hombre, de todos los tiempos, ver la gloria de Dios. La virgen María actúa de manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió el anuncio y la promesa traída por el ángel.
María no cesó de creer en el “cumplimiento” de la Palabra de Dios. Por eso, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe (Cat. 149).
Es a esta fe: de María, de Abraham, de Moisés y de otros testimonios de la fe que debemos adherir con todo nuestro corazón, para que aquella misma fe nos ilumine y conduzca en los momentos de prueba.
Nuestra colaboración es esencial
Los Carismas del Espírito, concedidos a todos por ocasión del Bautismo e intensificados en la confirmación, también son llamados de dones del Espírito Santo. Él nos capacita con estos dones para que sirvamos a la Iglesia de Cristo, a través de los hermanos(as). Los carismas son, por tanto, dones de poder para el servicio de la comunidad cristiana.
Algunas condiciones para recibir y perseverar en la vida carismática: Simplicidad y pureza de corazón; perseverancia en la meditación de la Palabra de Dios; Vida de Oración; Deseo de servir a los hermanos como Jesús (Lc. 22, 27); Constancia a la recepción de los dones espirituales (siempre abiertos para ser los canales de la acción de poder del Espírito en nosotros).
Nuestra colaboración es esencial. Dios no nos quiere como robots, actuando independiente, sin cooperar o de forma mecánica. Él respeta nuestra libertad y consentimiento. Si creemos, si asentimos a lo que el Señor quiere realizar en nosotros. María Santísima es el modelo de total apertura: “Hágase en mí, según Tu palabra” (Lc. 1, 38).
Traducción: Manuel Quezada
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Bibliografía Consultada
Bíblia Ave-Maria
Estudo Bíblico Enchei-vos
Carismas – Coleção Paulo Apóstolo
O despertar dos Carismas
Catecismo da Igreja Católica
Christisfidelis Laice
Como usar los carismas – Benigno Juanes
Lumen Gentium
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Dones del Espíritu Santo: El don de ciencia
Dones del Espíritu Santo: El don de lenguas
Dones del Espíritu Santo: El don del discernimiento