Está en el Poder de Dios intervenir en determinadas situaciones en relación a la naturaleza, a salud y la vida. Son fenómenos extraordinarios (porque van mucho más allá de lo ordinario) realizados por Dios, con la finalidad de que los hombres conozcan Su gloria, Su poder y se conviertan. A través de los milagros, el hombre vive una experiencia concreta con el amor de Dios, con la presencia del Señor en la propia vida y en la de sus hermanas y en el mundo.
El Don de los Milagros es una acción del Espíritu Santo que, para el bien de alguien, modifica el curso normal de la naturaleza. El milagro es una intervención clara, sensible y visible de Dios en relación al discurso de lo “ordinario” o “normal” de los acontecimientos: curas instantáneas de enfermedades incurables, resurrección de los muertos, fenómenos extraordinarios de la naturaleza.
Diferencia entre milagro y cura
La cura es aquella cuando Dios acelera el proceso de sanación que se podría conseguir mediante los medios ordinarios: una cirugía, medicamentos, reposo, etc. El milagro se da cuando se trata de una cura que ninguna ciencia o método médico podrían realizar y que Dios realiza.
Los milagros son intervenciones de Dios, directamente suyas, en la naturaleza del hombre, o en el orden del creado. Los milagros manifiestan el Poder de Dios, actuado en la vida de los hombres, llevándoles a crecer en la fe.
Milagros en el Antiguo Testamento
– Ex 14 – Paso del Mar Rojo;
– Nm 17,16-26 – Episodio de la vara de Aron que floreció;
– Js 3, 14-17 – Josué y su gente que atraviesan el Rio Jordán con los pies secos;
– I Rs 17,16 – Multiplicación de la harina y del aceite que había prometido a Elías.
Milagros en el Nuevo Testamento
– Lc 13,10 – Mujer que vivía encorvada por 18 años;
– Lc 18,35 – el Ciego de Jerico;
– Mt 9,1 – el Paralítico en Cafarnaúm;
– Mt 15, 29-31 – Lisiados, cojos y ciegos fueron curados;
– Jo 2,11 – Bodas de Canaán.
Es necesario creer en este Don de los Milagros en el corazón de la Iglesia. Por medio de este, podremos de forma más convincente, publicar las “maravillas de Dios” hoy y siempre.
Nuestra colaboración es esencial
Los Carismas del Espírito, concedidos a todos por ocasión del Bautismo e intensificados en la confirmación, también son llamados de dones del Espírito Santo. Él nos capacita con estos dones para que sirvamos a la Iglesia de Cristo, a través de los hermanos(as). Los carismas son, por tanto, dones de poder para el servicio de la comunidad cristiana.
Algunas condiciones para recibir y perseverar en la vida carismática: Simplicidad y pureza de corazón; perseverancia en la meditación de la Palabra de Dios; Vida de Oración; Deseo de servir a los hermanos como Jesús (Lc. 22, 27); Constancia a la recepción de los dones espirituales (siempre abiertos para ser los canales de la acción de poder del Espírito en nosotros).
Nuestra colaboración es esencial. Dios no nos quiere como robots, actuando independiente, sin cooperar o de forma mecánica. Él respeta nuestra libertad y consentimiento. Si creemos, si asentimos a lo que el Señor quiere realizar en nosotros. María Santísima es el modelo de total apertura: “Hágase en mí, según Tu palabra” (Lc. 1, 38).
Traducción: Manuel Quezada
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Bibliografía Consultada
Bíblia Ave-Maria
Estudo Bíblico Enchei-vos
Carismas – Coleção Paulo Apóstolo
O despertar dos Carismas
Catecismo da Igreja Católica
Christisfidelis Laice
Como usar los carismas – Benigno Juanes
Lumen Gentium
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Dones del Espíritu Santo: El don de ciencia
Dones del Espíritu Santo: El don de lenguas
Dones del Espíritu Santo: El don del discernimiento
Dones del Espíritu Santo: Don de sabiduría
Dones del Espíritu Santo: Don de Profecía
Dons do Espírito Santo: Dom do Discernimento
Dones del Espíritu Santo: Don de la Fe