En octubre de 2018 llegamos a Dublín con un gran deseo en el corazón: ofrecer nuestra vida por la evangelización de es este país. Meggie (Comunidad de Alianza) y yo, llegamos en la misma semana, y de pronto la primera impresión que tuvimos fue un gran amor por el pueblo. Con el pasar del tiempo, fuimos sintiendo hemos los desafíos propios de la inculturación: la dificultad con el idioma, la forma diferente de celebrar la fe. Sin embargo, delante de todo, lo que movió nuestro corazón fue el amor, el amor por estas personas. Desde ese amor, nos detuvimos para escuchar a Dios, de qué manera llegar al corazón de los irlandeses, donde daríamos los primeros pasos para iniciar la evangelización, principalmente de los jóvenes.
En el mes siguiente, en noviembre, tuvimos la grata sorpresa de la visita de nuestra hermana Jeovana Freitas (responsable por la Promoción Humana) que vino a pasar unos días aquí. En esa ocasión tuvimos la oportunidad de compartir y orar por nuestra misión en estas tierras irlandesas. En la oración, Dios nos dijo que era a través de nuestra ofrenda escondida y simple que atraeríamos a muchos.
Asumiendo la voz de Dios, decidimos dar pasos en este nuevo tiempo. Visitamos algunos lugares, incluida una universidad católica llamada USD Universtity College Dublin. Lo vimos como una gran oportunidad para poder acercarnos a los jóvenes.
Concertamos una reunión con el sacerdote para presentarnos, sin embargo, antes de la reunión fuimos a una iglesia llamada Holy Cross (Santa Cruz) para orar y prepararnos para ese encuentro, en esa oración el Señor nos dio una palabra que en aquel día Él inauguraba un tiempo nuevo. Después participamos de la misa en esa misma iglesia, la celebración fue un gran consuelo de parte de Dios. Fuimos bien acogidos, era como estar en casa y percibíamos que en aquella parroquia existía un movimiento diferente dentro y fuera de nosotros.
Conversamos con el padre, nos presentamos como misioneros, y luego nos presentó a la coordinadora pastoral que nos pidió ayuda con la evangelización de los jóvenes, porque qué allá existían muchos jóvenes alrededor de la parroquia, pero ella no sabía cómo. atraerlos. Sin embargo, como estábamos involucrados con la evangelización en la universidad, no queríamos perder el enfoque.
Al día siguiente, fuimos a hablar con el padre de la universidad, y él dijo que éramos bienvenidos en la capilla de la universidad para participar de las actividades, pero que no podíamos expresarnos como carisma porque ya había una comunidad que estaba haciendo un trabajo misionero allí. Con esto percibimos que Dios nos estaba enviando a inaugurar un nuevo tiempo en la Parroquia de Holy Cross (Santa Cruz). El padre de esta parroquia fue una gran señal de Dios para nosotros. Abrió las puertas de su corazón y las puertas de la iglesia para que pudiéramos quedarnos allí, con la expresión de nuestro trabajo misionero de evangelización. A partir de entonces, comenzamos a insertarnos en las diversas expresiones de evangelización en la parroquia: en el coro, en el ministerio de la Eucaristía, en el servicio de la cafetería en la iglesia… ¡En fin!, estábamos allí primeramente para servir a las personas en lo que necesitaran. .
Dios, delante de todo este proceso, ha ido ensanchando cada vez más nuestro corazón por un gran amor por los irlandeses. De esta forma, pudimos conocer más su cultura por medio de la convivencia, pudiendo estar cada vez más presentes en sus vidas.
En mayo de 2019 tuvimos otro hito de este tiempo, nuestra renovación de promesas. En la celebración, el padre utilizó un cáliz especial (perteneció al primer sacerdote de esa parroquia, Don Columba, que se encuentra en proceso de beatificación). Esta copa que fue usada por él, fue de gran importancia para nosotros, porque en la homilía del padre nos hablaba que Dios nos hacía otro cáliz. En este día (solemnidad de Corpus Christi), pudimos testificar que Dios nos hacía alimento para estas personas.
Con un corazón lleno de gratitud, estamos viviendo una época de mucha gracia aquí en Dublín. En julio de 2019 recibimos a la tercera misionera: Mariana, que vino para la Isla de Esmeralda con la misión de ofrecer su vida aquí.
Hoy continuamos sirviendo en la parroquia y también estamos viviendo una vida sencilla. Conociendo la cultura, aprendiendo el idioma y siendo cada vez más parte de la vida de los irlandeses y ellos de la nuestra… ¡Esa es la esencia de nuestra evangelización! Tenemos un grupo de oración en la Obra con 22 jóvenes que se lleva a cabo todos los sábados a las 7pm Online y en Zoom. Estos jóvenes se dedican a los servicios de pastoreo, música e intercesión. En ese tiempo estamos realizando todas nuestras acciones Online porque estamos en Lockdown.
Vivimos sostenidos por la providencia de Dios, sabiendo que ella nunca nos falta, y nos sostiene cada vez más en la intercesión de la virgen del silencio, que nos ama, que nos acoge y que cada vez más nos inserta en este camino de Santidad.
¡Dios los bendiga! God Bless You!
¡Shalom!